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Superviviente. Prólogo: El D’Vils

Fanfic de World of Warcraft basado en los elfos de sangre y la destrucción de la fuente del sol

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El ajetreo era algo habitual en el D’Vils, sobre todo al caer la noche. Los clientes solían acceder al local al ponerse el sol y no lo abandonaban hasta que la luna volvía a bajar. Sin embargo, el alcohol no era la única consumición que se servía; realmente, el producto estrella salía de unos cristales de tonos verdes. 

El salón principal del D’Vils era un espacio abierto en el que apenas se veía el suelo alfombrado, cubierto por grandes y mullidos cojines de tonalidades escarlata. Formaban círculos en torno a mesas bajas que parecían estar fabricadas en oro. Algunos ya estaban ocupados por clientes recostados que observaban fijamente cristales más pequeños que flotaban sobre platillos dorados. 

Las paredes estaban forradas por pesadas telas de terciopelo rojo con bordados en oro, de las que asomaban dorados candelabros con velas de llamas tenues. En un lateral se abría un acceso a salas menores, decoradas de forma semejante a la principal, pero mucho más íntimas. Al lado opuesto de la puerta, la barra presidía el local, donde una camarera, vestida con ropas ligeras, daba la bienvenida a los clientes que entraban y preparaba sus consumiciones. La iluminación de la barra provenía de los grandes cristales que se guardaban tras ella y que emitían brillos verdes. 

Un poco apartada, oculta en una zona de sombras, una pequeña y austera puerta de madera daba acceso a la vivienda tras el D’Vils. Nada tenía que ver con la ornamentada y elegante decoración del local. Allí todo era sombrío, húmedo y bastante frío. El ajetreo del local podía escucharse por todo el lugar en completo silencio. El único lugar del que salían voces animadas era de la cocina, donde se reunía el personal. Ahí reían, organizaban el inventario, cocinaban o comían. Pasaban muchas horas en el pequeño espacio, delante del fuego de un hogar encendido. 

Sentada a la mesa había una hermosa mujer elfa, de cabellos dorados y ojos verdosos; bebía de una jarra grande de cerveza mientras analizaba unos planos que tenía delante. A su lado, un elfo de cabellos color trigo y parecidos ojos estudiaba unos tomos antiguos escritos con runas. Al otro lado de la mesa, dos mujeres más se afanaban en organizar la contabilidad y los pedidos del local, mientras otro elfo preparaba comida en el hogar y un último jugueteaba con una daga sentado al lado de un perro, junto al fuego. 

⏤Elethian, ¿por qué no dejas eso? Ya hemos encontrado la fuente de energía que necesitábamos, los cristales son rentables. ⏤El elfo sentado junto al perro observaba a la elfa que se inclinaba sobre los planos, sin quitarle ojo.

⏤Ya te lo he dicho, Felder, sigo buscando la manera de evitar que mis clientes se conviertan en esos lamentables desdichados… ⏤Parecía molesta por tener que volver a explicar de nuevo lo mismo. 

⏤Eso es problema suyo. Si no saben controlarse, que no consuman ⏤añadió el elfo que estaba cocinando⏤. ¿Y tú qué demonios haces, Galdriel?

El elfo que observaba los tomos levantó un momento la cabeza, algo desconcertado. 

 ⏤Eh… nada, estaba buscando nuevos seres con los que experimentar. Aún tenemos dos muchachos y son fuertes, creo que al menos ella sería capaz de absorber un Señor del Foso y seguir con vida. 

⏤¿No crees que ya han tenido suficiente? ⏤Una de las elfas levantó la cabeza de sus cuentas y le miró con desagrado. 

Galdriel se encogió de hombros y siguió con sus libros, justo en el preciso instante en que un estallido resonó en la parte de arriba de la casa. Todos levantaron la vista hacia el techo y Elethian torció los labios en una mueca. 

⏤Ahí tienes a tu chica, seguro que está otra vez con sus cachivaches… ⏤comentó Felder, jugueteando con su daga. 

Elethian suspiró, dejó la jarra de cerveza sobre la mesa y se levantó con calma. 

⏤A ver qué ha explotado ahora… ⏤Sin decir nada más se encaminó a las escaleras que daban al piso superior. 

Antes de que pudiese llegar a la puerta, al fondo del estrecho pasillo, pudo escuchar unos susurros rápidos y unos pasos acelerados que se movían por la habitación. Sin llamar, accedió y encontró a los dos muchachos sentados sobre una de las camas como si no hubiese sucedido nada. Sonrieron al verla entrar. 

Elethian escrutó la habitación con ojos rápidos, pero nada parecía fuera de lugar. Suspicaz, posó sus ojos sobre la joven elfa, que continuaba sonriendo como si no hubiese roto un plato en su vida. 

Era una muchacha de unos veinte años, de largos cabellos rojos como el fuego y tez ligeramente morena. Sus facciones eran delicadas y aunque estaba bastante más delgada de lo que sería recomendable, parecía tener una complexión atlética. Sin embargo, lo que más llamaba la atención eran sus ojos, también verdes como los de los demás, pero de un tono esmeralda y con un brillo increíblemente intenso. Aún vestida con unos trapos viejos y raídos, llamaba la atención por tener una belleza algo ruda y salvaje. Su compañero de habitación parecía mucho más consumido que ella, de largos cabellos oscuros y un incipiente vello facial sobre una tez pálida, con el mismo brillo en los ojos.  

⏤¿Qué ha pasado aquí? ⏤preguntó Elethian al no ser capaz de encontrar nada fuera de lugar. 

Ambos negaron con la cabeza a la vez. 

⏤Nada, Elethian ⏤La muchacha no dejaba de sonreír. 

⏤Has sido tú, ¿verdad? ⏤Levantó ambas cejas mientras clavaba su mirada en ella. 

⏤¿Yo? ⏤Su tono sonó ofendido, pero al moverse sobre la cama, algo se escurrió y cayó al suelo haciendo un ruido sordo. 

El ambiente se tensó de repente. Elethian alzó aún más sus largas cejas y se agachó antes que alguno de los dos pudiese alcanzar los objetos caídos. En sus manos, al observarlas, encontró los restos de un cartucho de pólvora y una vieja libreta. Entrecerró los ojos con cierta curiosidad y omitiendo la pólvora, abrió la libreta para echarle un vistazo. La muchacha hizo un amago de impedirlo, pero se detuvo ante una dura mirada de Elethian. Tras un par de minutos de tenso silencio, Elethian cerró la libreta y observó a la muchacha con intensidad. 

⏤Así que has ido registrando todo lo que ha pasado desde el principio… ⏤Negó con la cabeza, con gesto de decepción⏤. Niña… ¿No eres consciente de que no puede salir nada de información de esta casa?

⏤¡Pero es que no consigo recordar nada de antes de lo escrito ahí! ⏤protestó y Elethian suspiró con hastío. 

⏤Ya te lo he dicho, no debe salir nada de información de esta casa ⏤sentenció. 

⏤Pero… 

⏤Nada de peros, no hay más discusión. Y en cuanto a esto ⏤Elethian mostró el cartucho destrozado de dinamita⏤, deja de hacer estas cosas, así no te querrá nadie. Eres un desastre. 

La muchacha la vio marchar y al cerrarse la puerta, se dejó caer sobre la cama.

⏤Venga, Yvrainne, no puedes venirte abajo… ⏤El muchacho intentó calmarla mientras le acariciaba el pelo, luego sonrió⏤ ¿Sabes que tu pelo huele como el bosque de Canción Eterna? 

⏤Lo has mencionado alguna vez… ⏤dijo secándose las lágrimas⏤. Se ha llevado mi libreta, lo único con lo que llegué aquí. Ya no me queda nada de mi vida anterior…

El muchacho sonrió con tristeza. 

Unos pasos rápidos volvieron a escucharse al otro lado de la puerta. Alguien se aproximaba y lo hacía con prisa. Por segunda vez, la puerta se abrió y una elfa de cabellos dorados asomó su cabeza. 

⏤Yvrainne, Elethian quiere que bajes al salón para atender a los clientes. Ponte el uniforme de inmediato. ⏤Sin mediar más palabra, cerró la puerta y dejó a ambos muchachos mirando el lugar por el que había desaparecido. 

Yvrainne suspiró con hastío. De poco o de nada le valdría quejarse. Se levantó con esfuerzo y se dirigió a un pequeño baúl del que sacó unas ropas vaporosas. Las observó con desagrado y comenzó a vestirse. El muchacho, como solía hacer por respeto a su amiga, se giró mientras ella se cambiaba. 

⏤Estoy harta, Drazzel, no puedo más… ⏤Lo único que se escuchaba en la habitación eran el rozar de las ropas al moverlas. 

Drazzel hizo un amago de abrir la boca para decir algo, pero finalmente apretó los puños y guardó silencio. Cuando Yvrainne se le acercó, ya estaba vestida con el escueto uniforme del D’Vils. Tan solo un sujetador de placas doradas cubriendo su pecho y una cinta de oro rodeando su cintura de la que colgaban dos elaboradas y vaporosas telas de un rojo intenso con bordados dorados. Cubría lo suficiente para no sentirse completamente desnuda, pero no lo bastante como para no sentirse humillada. 

Tomó un cepilló y comenzó a pegar tirones de su pelo mientras sujetaba el resto en una alta cola de caballo. Drazzel hizo un gesto extendiendo la mano hacia ella. Yvrainne suspiró: no hacía falta ni hablar, todos los días eran iguales en aquella prisión y sus gestos también formaban parte de sus rutinas. Le tendió el cepillo y se sentó en el suelo. Drazzel, sentado en la cama, comenzó, como cada día, a cepillarle el cabello y a dejarlo ordenado en la alta cola que recogerían con el adorno dorado. Luego vendrían las cadenas de oro que adornaban sus orejas y los collares y pulseras.

Cuando no los obligaban a participar en los experimentos los utilizaban para otros fines. Yvrainne atendía a los clientes en la taberna, servía las bebidas, repartía los cristales y servía de compañía a los clientes. A veces regresaba magullada y se tiraba en la cama llorando. Drazzel se tumbaba a su lado y la consolaba hasta que se quedaba dormida, siempre que el cansancio se lo permitiese. Cuando Yvrainne comenzaba su jornada en el antro, a él lo ponían a hacer las tareas más duras de mantenimiento. En alguna ocasión regresaba cubierto de una sangre que no le pertenecía, con la mirada perdida y las manos temblorosas. Era entonces cuando Yvrainne lo ayudaba a tumbarse en la cama y le cantaba en voz baja mientras lo acunaba entre sus brazos hasta que el agotamiento podía con él. 

No habían sido pocas las veces que Yvrainne había intercedido ante Elethian por su amigo, pidiéndole que le diese un puesto en D’Vils, con el único objetivo de alejarlo de esas tareas que lo trastornaban cada vez más. Sin embargo, ella siempre argumentaba que Drazzel no podía estar cerca de los cristales. No mientras que el objetivo no fuese convertirlo en un desdichado más. Así pasaban los días de sus miserables vidas.

Drazzel terminó de cepillarle el pelo y de colocarle todos los abalorios a su amiga. Luego sonrió al verla. 

 ⏤Eres tan bonita…⏤La sinceridad de Drazzel era así: sin filtros, tan solo con una cálida sonrisa llena de amor y unos ojos que brillaban con la intensidad de unas llamas verdes. 

⏤Siempre dices lo mismo ⏤Yvrainne negó con la cabeza⏤. No estoy de humor, no quiero bajar y atender a todos esos enganchados babosos. Ojalá hubiese una redada y cerrasen el condenado local.

⏤Abrirían otro ⏤sentenció indiferente el muchacho. 

Yvrainne suspiró y se despidió de su amigo con un vago gesto. Luego enfiló el pasillo y las escaleras que bajaban a la humilde puerta de madera tras la barra. Al pasar por la cocina escuchó las risas de los que allí estaban reunidos y su estómago se quejó con una sacudida que casi le hizo vomitar. Respiró hondo y cogió el tirador de la puerta tan fuerte que se hizo daño. Al menos el dolor le recordaba que seguía viva. ¿Con qué propósito? Aún no lo sabía.

Había perdido su única posesión y la única manera de evitar olvidar más cosas. Ya no recordaba las caras de sus padres, tampoco sus nombres y, poco a poco, parecía que iban desapareciendo más recuerdos. Apretó los labios y se prometió a sí misma encontrar otra manera, otra forma de conseguir una libreta en la que seguir registrando cada recuerdo con tal de no olvidarlo por completo. Luego empujó la puerta y un familiar hedor a alcohol le dio la bienvenida. Comenzaba otra noche en el D’Vils.

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Esta historia está basada en el mundo de World of Warcraft. Ni el universo en el que transcurre, ni su trasfondo pertenecen al autor. Los derechos son de Blizzard. La historia y muchos de los personajes son originales.

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Ast

Periodista de día, gamer de noche. Me encantan los videojuegos, las novelas fantásticas, el modelismo, la pintura, el dibujo, los cosplays… ¡Demasiadas cosas y muy poco tiempo! Soy periodista, pero me gano la vida como diseñadora web. Me flipa la tecnología y combinarla con mis aficiones, así que… ¿por qué no crear Geek Games? Quiero compartir mis proyectos de pintura de miniaturas, los futuros cosplays y las fotos más chulas, además de artículos y reportajes sobre los aspectos más curiosos de los videojuegos. Si te parece poco, lo hago en mis ratos libres, espera a que tenga tiempo y… ¡verás!

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